Introducción

• Author: Alejandro Torres Gutiérrez
• Pages: 5-8

INTRODUCCIÓN

El estudio del modelo federal de Canadá, y más concretamente, la

integración de Quebec, en el seno del mismo, se presenta ante nosotros como un reto

particularmente apasionante. Una tarea que no se puede llevar a cabo sin un profundo

conocimiento de los antecedentes históricos, y muy particularmente, la evolución de

dos de las experiencias coloniales en Norteamérica, la inglesa y la francesa.

El federalismo canadiense surge en un contexto histórico y geográfico

particular, el de la necesidad de vertebrar un territorio demasiado lejano, extenso y

diverso, en el seno de un Imperio, el británico, que, a finales del siglo XIX,

comenzaba a sentir la necesidad de redefinir su estructura y su razón de ser. Lo más

curioso es que la solución ensayada en 1867 con la Ley de la América del Norte

Británica, servirá de base no sólo para dar una respuesta coyuntural al modo en que

articular un alejado y vasto trozo de dicho Imperio, (no en vano la citada norma es

una Ley del Parlamento de Westminster), sino que servirá para sentar la sólida base

legal sobre la que construir toda la evolución constitucional ulterior, que dará lugar

a la plena emancipación de Canadá de su Madre Patria, de modo gradual y pacífico,

y cuya primera fase tiene lugar con motivo de la Declaración Balfour de 1926 y el

Estatuto de Westminster de 1931, no completándose plenamente hasta 1982, cuando

con Pierre Trudeau se culmine la reforma constitucional de ese año, con la que se

pone punto final a la capacidad de legislar del Parlamento de Londres sobre Canadá,

y se adopta una fórmula exclusivamente canadiense de enmienda de la Constitución.

Aún así, la Jefatura del Estado sigue recayendo hoy en día en Isabel II. Todo ello se

hará de un modo ordenado y tranquilo, sin necesidad de una revolución, ni de un

conflicto bélico.

Detrás de la Ley de la América del Norte Británica, hay también una idea de

compromiso, o si se prefiere, de pacto, que incluye la necesidad de dar una respuesta

satisfactoria a la vertebración de Quebec en el seno de Canadá, una Provincia con

unas particularidades propias en cuanto a lengua, (predominantemente francófona),

religión, (mayoritariamente católica), y derecho propio, (al haberse mantenido la

vigencia del derecho civil de origen francés). ¿Hasta qué punto la historia de Quebec

y la del resto de Canadá, ha sido la de dos incomunicadas soledades, dos

colectividades que han actuado en paralelo, sin llegar a cruzarse?

Quebec mantendrá sus propias señas de identidad, tras la derrota ante los

británicos en las Llanuras de Abraham, de modo que como dirá COOK, el petit

peuple se convertirá en norteamericano, pero no anglosajón, francófono, pero no

francés. Celoso de su propia identidad, logrará preservarla hasta nuestros días. La

vertebración de Quebec con el resto de Canadá, no estará llamada a ser